domingo, 5 de agosto de 2012

Capítulo 6 Hestranjelove (Amor tróspido)


 Emmm no es por molestar pero… ¿Vamos en algún momento a dejar de mirar como gilipollas la puerta y a entrar? 

– Pero tiene pinta de estar cerrada ¿No? 

– ¿Y eso por qué? 

– Hombre, está una princesa dentro y esas cosas… 

– Dejadme a mí la puerta, soy un experto forzando cerraduras 

– ¿En serio? 

– Si, ¿Y ese tono irónico? 

– Es que nunca te he visto, tu parecías más bien de esos que convencen a la pared de que no hay puerta 

Razz se saco una ganzúa de algún lugar indefinido y Zachemius sabía que no era buena idea preguntar donde la guardaba… 

(Musiquilla de ensoñación) Tiruriruriruuu… 

- Eh oye Razz, ¿De donde has sacado ese bocata? 

Razz se paró en seco, dejó de masticar y con un único y ágil movimiento aprisionó el cuello de Zachemius en una llave implacable. 

- ¡¿Para quién trabajas?! ¡¿Es para el FBI?! ¡¿La CIA?! 

Me costó mucho que me soltase el tarugo imbécil – Pensó Zachemius rascándose el cuello 

Tiruriruriruuuu 

Razz empezó a forzar la cerradura pero a los cinco minutos se paró, perplejo. 

– Que raro, no consigo abrirla - Dijo el asesino 

– Quizás sea porque ya está abierta - Dijo Zachemius girando el pomo y abriéndola con facilidad 

– No descarto que sea por eso - Comentó Razz, que quizás algún día reconociera un error suyo pero no sería ese. 

Los tres aventureros entraron el cuarto de la princesa y allí estaba ella cantando junto a la ventana, en una tierna y bucólica estampa a la cual sólo faltaban pajaritos trinando, uno de ellos posado en su mano. 

La princesa era… extraña. Pelo rubio trigueño, ojos violetas, boquita rosa y pequeñita y cara de princesa en general. Pero había algo que no cuadraba. Sería probablemente el vestido, negro, con encajes y cintas negras sobre un corpiño ajustado de color morado. Varios rotos adornaban estratégicamente la falda, la cual aparecía salpicada de arañitas plateadas sobre el dibujo de telarañas también plateadas. 

Al verla Zachemius sintió algo extraño, un ligero escalofrió que le subía hacia arriba por la columna vertebral y una cálida sensación que le bajaba por el estómago. 

– No debería de haberme comido aquel bistec con salsa picante, guindillas, clavo y pimienta – Pensó. 

– ¡Oh aguerridos héroes! ¿Venís, por ventura, a rescatarme? – Preguntó la princesa con un tono muy risueño y adorable y dando palmaditas y saltitos entusiasmada. Un anuncio de champú para el pelo no le habría hecho ni sombra a semejante cuckez. 

Se miraron entre ellos como diciendo “¿Es a nosotros?”. Era complicado responder a la princesa pues no recordaban haber pasado por esa tal Ventura y mucho menos venir a rescatarla a ella. 

– Esto… pues ¿No? – Probó dubitativo Zachemius 

– ¡Buaaah! Nadie me quiereeeee rescataaaaar– Chilló, rompiendo a llorar de la forma más monosa jamás vista– ¡Nadie me quiereeeee! ¡Me tiraré! ¡Decidle a mis padres que les quiero! ¡¡¡Buaaaaahhh!!! 

Aunque sonaba a rabieta adolescente no era conveniente arriesgarse a tener a una princesa espachurrada por el jardín, además de que sería una faena para la señora de la limpieza, y que ninguno tenía el menor interés en buscar al rey y decirle que, no sólo habían entrado a escondidas a su castillo que él suponía inexpugnable sino que su adorable hija se acababa de suicidar porque ellos no había querido rescatarla. Zachemius se lanzó en plancha a sujetarla para evitar que se tirara. Razz por su parte les ayudó, frenando su impulso de empujarlos a los dos. Por suerte comprendió que no era el momento de poner en práctica su peculiar sentido del humor. – Estas madurando Razz - Pensó el asesino 

– Si, mira venimos a rescatarte pero necesitamos tu talismán – Le dijo Zachemius con la sensibilidad de una cucharilla de té. 

– ¿Mi talismán? – Sollozó ella y señalando el cristal rosa con forma de triangulo que llevaba al cuello. 

– Exactamente, si usted me permite señorita… –Razz alargó la mano. Al tocar el cristal, este le dio una descarga y el asesino cayó al suelo. 

– ¡Au! 

– Creo que está protegido con magia. ¿No recuerdas lo que nos dijeron en el capítulo 2 del amor y eso? 

– Ni idea, yo solo os sigo desde hace dos capítulos 

– ¿Queréis dejar de poneros metareferenciales? ¡Me da dolor de cabeza! ¡Y empiezo a tener hambre! – Exclamó Berktaroth 

– Me estás diciendo que – Se detuvo para hablar en un tono más discreto - ¿Me estás diciendo que tenemos que ligarnos a la princesa? – Preguntó Razz 

– Exactamente - Respondió Zachemius mirándola de reojo y poniéndose colorado. 

– Bueno – Dijo Berktaroth – Me aburro, ya tenemos a la princesa ¿No? Pues pirémonos a comprarnos un bocata o algo. 

– Pero, ¿Por dónde saldremos? 

– Pues por la puerta principal – Dijo Razz muy tranquilo 

Una hora después… 

Los guardias acudieron en tropel, Razz agarro a la princesa y le puso un cuchillo (Sacado de no se sabía dónde, para no variar) en el cuello. 

– ¡Atrás que estoy muy loco! 

– Doy fe de ello, créanme - añadió Zachemius rascándose el cuello 

– Si dan un paso más, le corto el cuello y vais al paro 

Los guardias cautelosamente retrocedieron unos pasos, la situación estaba muy mal como para quedarse sin empleo. Razz avanzó con la princesa agarrada. Ella se estaba limando las uñas tranquilamente. Berktaroth, que se estaba comiendo un bocadillo de mortadela, avanzó muy tranquilo y le dio unas palmaditas en la espalda al guardia más cercano. 


– Un buen trabajo, si señor, pero ya nos encargamos nosotros de ella ¿Vale? No le faltará… pienso ni nada de eso que necesitan… estos seres. 


El guardia miró muy desalentado a Lerda. Se estaba pintando las uñas de rosita con purpurina y no le prestó la menor atención. 



– Mi señora… - Dijo dubitativamente 

– Me voy – Dijo ella con voz para derretir hielos, glaciares y demás cosas de hielo - Aquí me aburro mucho asi que me voy a dar una vuelta on estos tipos tan graciosos jijiji. 



Los guardias se miraron entre ellos, sin saber que hacer. Berktaroth, que se dio cuenta, muy amablemente les ofreció una distracción. Soltó una enorme bola de fuego que incendió un torreón del castillo. 


– ¡Ala! Dijo muy contento – Ya tenéis algo mejor que hacer que dar por culo 

– Emm gracias supongo señor pero podría haber incendiado algo para lo que no tuviéramos que subir tantos escalones – Dijo el guardia apesadumbrado. 

Los guardias corrieron a apagar el incendio y el grupo caminó tranquilamente hacia la salida. 

– Ajajá, estamos pisando sus puñeteros jardines – Exclamó pisoteando las flores. 

– Y ahora ¿Qué? 

– Nos tendrán preparados unos caballos. Nos esconderemos en una guarida que tengo a las afueras hasta que se calme un poco todo este lio. 


Montaron en los caballos que un diligente muchacho que parecía bastante aterrorizado les tenía preparados. 


- ¿Hacia dónde? 

- ¡Por allí a mi guarida! – Dijo Razz señalando hacia el este 

- ¿Pero no dijiste que estaba al oeste? 

- Emmm, por allí a mi guarida – Dijo Razz con presunción señalando al oeste. Zachemius suspiró. 


Razz acercó su caballo al de Berktaroth como quien no quiere la cosa, mientras Zachemius vigilaba que la princesa no se saliera del camino a coger florecillas. 

– Pues la princesa es mona, parece simpática también, no sé, quizás podría… 

– Pero que plasta que estáis con la princesa, ¿Es que queréis depositar huevos en ella o que? – dijo Berktaroth 

– ¿Pero que dices? 

– ¿No funcionáis así los humanos? 

– No, no somos animales… ovíparos al menos 

– Ah, yo como soy un dios… a mi me parecéis todos iguales – Dijo Berktaroth encogiéndose de hombros 

Zachemius, tras media hora de vigilar que no se parase y sonrojarse cada vez que ella lo miraba, se decidió hablar con ella, más que nada por comprobar si es que tenía alergia a sus córneas o algo tal que así. 

– Hola princesa, espero que no te moleste Razz, es buen tipo aunque un poco… rarito. 

– Oh no te preocupes, parece muy majo, no me rozó siquiera con ese cuchillo. Además, me lo ha regalado – Dijo muy contenta sacándolo de un sitio indefinido 

– Eso te lo ha enseñado él ¿Verdad? - Suspiró 

– Sii – Exclamó ella con carita de pokemon cuckoso 

– Veras princesa quería decirte que… 

– ¡Eh Lerda! ¿Quieres rollo? – dijo Razz con voz seductora apareciendo de la nada 

– ¡Siiiii! – Dijo ella cuckosamente y sonrojandose 

– ¡Wooo! – Exclamó Razz entusiasmado - ¡Ha sido fácil después de todo! ¡Nosotros seguiremos a pie! 

Los dos desmontaron, se cogieron del brazo y se alejaron de Zachemius alegremente, el cual estaba todavía asimilando lo que acababa de pasar. Finalmente decidió cabrearse y refunfuñar hasta Berktaroth 

– Este Razz es muy imbécil, sabía que nos iba a traer problemas, va y le pide rollo a la princesa, así sin más, como si fuera una campesina o algo, encima se pensara que es una buena idea 

– Joder pedirle rollo ha sido una mala idea - dijo Razz apareciendo de repente 

– ¿Qué dices? pero si acabas de… 

– Lo sé, lo sé, pero verás, está loca, no de un modo adorable, sino del de encerrarla en un castillo, en la torre más alta, echar abajo la escalera y tirar la llave a un buen pozo sin fondo – Razz suspiró apesadumbrado 

– Esto te pasaría si no fueras tan impulsivo, quizá deberías… 

– ¡¡Eh hay un trol entre los árboles vamos a tirarle piedras, jajaja!! – dijo Razz cogiendo un pedrusco del suelo. 

– ¡Céntrate! 

– Ah si, la princesa, ¿Qué hacemos? 

– ¿Pues vas a tener que dejarla no? – dijo Zachemius esperanzado 

– Si, será lo mejor, ¡Oye Lerda! 

La princesa se acercó risueña, a Zachemius le resultaba increíblemente adorable, como quien mira un cachorrito de gatito. 

– Verás, princesa, quería decirte que… 

– ¡¡ESTAS CORTANDO CONMIGO! ¡¡BUAH!! ¡¡ME QUIERO MORIIIIIR!! 

La cosa no pintaba bien 

– Mierda, ¿Qué hacemos ahora? 

– Oye Berktaroth ¿No tienes algún hechizo para solucionar esto? 

– Si claro, tengo uno con el que todos nuestros problemas se solucionarán 

– Ahh vamos a retroceder en el pasado, para que Razz la pueda dejar otra vez con más tacto ¿Sí? 

– Emmm….Exacto, eso mismo iba a hacer - Dijo cancelando el hechizo de explotar cabezas y chasqueando los dedos. 

– ¿Que querías decirme Razz? – Dijo Lerda con voz de algodón de azúcar. 

El asesino asintió decidido. Tenía otra oportunidad para hacerlo mejor. 

– No creo que funcione lo nuestro, soy un asesino 

– Oh no me importa 

– ¡Tengo muchos prejuicios contra las mujeres! 

– ¡Yo también! 

– Estás loca y no te quiero 

Al ver la expresión de la princesa, Zachemius hizo un gesto apresurado a Berktaroth antes de que esta intentara algo chungo de nuevo. El dios volvió a chasquear los dedos. 

– ¿Que querías decirme Razz? 

– No estoy enamorado de ti, es Zachemius quien te quiere 

– ¡Pero yo te amo a ti! ¡Las túnicas no me gustan! 

– ¡Puta mierda! ¡Eres una imbécil! 


Zachemius se apresuró a susurrarle a Berktaroth: 


– Oye porque no le borramos desde que Razz le pidió rollo? 

Se formó un silencio colectivo ante el interrogante de cómo podían ser tan idiotas. Tras un poco de magia del dios todo volvió a un punto más relajado 

– De verdad, que manera de liarla 

– Suele pasar cuando me aburro, ¿A ti te mola la chica no? 

Zachemius asintió 

– Allá tu. 

– Bah y tú que sabrás, no sabes tratar a las mujeres. 

– Pues no creas que no sé lo que es eso. 

– Pero si le has pedido rollo y te has desecho de ella como un trapo viejo. 

– Hombre por probar que no quede, pero no es mi tipo. Una vez conocí a una asesina que buah, lanzaba cuchillos que tenias que verla, eso sí que era adorable ¿Te puedes creer que asesinó a mi cliente y no me vengué por ello? De hecho así nos conocimos, era la clase de chica con la que uno deja de hacer estupideces y sienta la cabeza en cierto modo. 

– ¿Y que pasó? 

– ¿Te parece que haya sentado la cabeza? 

Zachemius asintió con compañerismo, quizás Razz aportara algo más que farragosos líos y comentarios inoportunos. También comprendió que el amor era un asunto bien tróspido, no era conveniente tomárselo a la ligera 

– Eh princesa ¿quieres rollo? – dijo Berktaroth 

– ¡Wiiii! – Exclamó Lerda entusiasmada. Zachemius suspiró apesadumbrado. 



Mientras tanto… 


En el castillo de Pyrule, una alarma se puso en marcha, activando un dispositivo que se parecía bastante a lo que viene siendo un foco de luz. Este proyectó en el cielo nocturno un murciélago. 


– Malditos soldados, siempre haciendo la gracia – Murmuró el rey 


Tras unos segundos, el murciélago cambió a una corona. 



En otro lugar muy lejano… 


– ¡Ey! ¡Vaya movida tronco! ¡Parece que han raptado a la princesa! 

– ¡Oh cielos! ¡Es verdad! 

– ¡Hay que ponerse en camino, hay una princesa que rescatar! ¡A Pyrule-Ta! 

– Esta por allí 

– Por allí a Pyrule-Ta 


El chaval se armó, cogió un gorro verde, una espada, un escudo, un bumerán (sin hacer caso a las risitas de su compañera) y un saco que se colgó al cinto. Se dispuso a salir pero su compañera le interrumpió: 


– ¡Ey, look, listen! ¡Listen! ¡Listen! – Exclamaba volando alrededor de su tarjeta de empleado 

– Que si, que si… 

El muchacho cogió una tarjeta de empleado: ‘’Seguridad y rescates regios. Le atiende: Blink’’ y enganchándosela en el jubón verde, se puso en marcha con su compañera revoloteando alrededor y resistiendo las ganas de meterle una buena ostia con el escudo. 


CONTINUARÁ


Y EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO…


¿LOGRARÁN QUE LERDA LES DE EL CRISTAL? ¿VOLVERÁN A METER LA PATA CON ELLA? ¿QUIÉN SERÁ EL MISTERIOSO BLINK QUE VA A SALVAR A LA PRINCESA? ¿Y SU ACOMPAÑANTE? ¿DEJARÁ ALGÚN DÍA DE TENER HAMBRE BERKTAROTH? ¿MADURARÁ RAZZ? ¿LOGRARÁ ZACHEMIUS DEJAR DE PENSAR EN ENFERMEDADES CADA VEZ QUE MIRA A LERDA?


NO SE PIERDAN EL PRÓXIMO CAPÍTULO DE: LA VENGANZA DE BERKTAROTH